Increible pero cierto. Rafael con 86 años fue hasta el día de ayer una de las personas más alegres del pueblo. Se valió por él sólo, nunca necesitó de nadie, cuidaba de sus biznietos, de sus nietos y de sus hijos. Aún ayudaba a Manolo a veces a llevar las vacas a la pradera. Mantenía su casa él solo.
Pero ayer quiso alguien ahí arriba llevárselo con él. Este año no vamos muy bien, pues la muerte la ha cogido con el pueblo y con esa calle en particular.
Daros mi más sentido pésame a todos los que le queríais y desearos una vida un poco mejor que la de él, puesto que ha sufrido mucho en ella.
Un beso a todos
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